La causa más frecuente de mastectomía (resección mamaria), se debe al cáncer de mama. De forma resumida existen dos formas de reconstruir una mama, ya sea con tejido de la misma paciente lo que se conoce como reconstrucción autóloga o con implantes lo que se conoce como reconstrucción aloplástica.
La mejor calidad de reconstrucción desde el punto de vista funcional y estético se logra en la reconstrucción con tejido de la misma paciente. De esta forma se evita el uso de implantes que en el escenario de una reconstrucción mamaria, y no de un aumento mamario estético, tienen un alto índice de complicaciones, con mayor riesgo de extrusión, infección, contractura capsular, y pobre resultado estético.
Dentro de las opciones de reconstrucción mamaria con tejido de la propia paciente, el estándar de oro actualmente es la reconstrucción mamaria con colgajo libre microquirúrgico DIEP neurotizado (por su nombre en inglés Deep Inferior Epigastric Perforator). En esta reconstrucción se utiliza el mismo tejido abdominal que se reseca en una abdominoplastía estética, con la diferencia que se preservan y disecan los vasos sanguíneos (perforantes) que atraviesan el músculo recto abdominal y que se conectan con los vasos epigástricos inferiores profundos. Este tejido formado por piel y grasa de textura similar al de una mama, es transferido con ayuda de microcirugía para reconstruir la mama. Finalmente se conectan los nervios sensitivos del tejido trasplantado, lo que mejora la recuperación de la sensibilidad y llegando incluso en algunos casos a recuperar la sensibilidad erógena.
La reconstrucción microquirúrgica está especialmente indicada cuando existe radioterapia previa. En estos casos el uso de expansor y prótesis tienen un índice de complicaciones inaceptable.
El colgajo DIEP neurotizado es una cirugía bastante estandarizada, pero debe ser realizada por un microcirujano entrenado, sobre todo en colgajo de perforantes. Esto con el objetivo de lograr la mejor posibilidad de éxito de la cirugía en término de sobrevida del colgajo (que no fallen las conexiones microvasculares) y de minimizar la morbilidad de la zona donante (pared abdominal), preservando el músculo recto abdominal en su totalidad y además preservando la inervación motora del músculo. Un efecto secundario beneficioso de esta zona donante es la mejoría estética de la zona abdominal por la “abdominoplastía” necesaria para realizar la reconstrucción.