Se realiza cuando los músculos faciales afectados ya no pueden ser utilizados. Tradicionalmente se hace en dos etapas, pero en una es mejor.
Este procedimiento consiste en la transferencia de un pequeño segmento de un músculo de la espalda (músculo dorsal ancho), para reemplazar la función de los faciales dañados. Se logra con ayuda de un microscopio para reconectar los vasos sanguíneos y nervio transferido a la cara. Al ser de alta complejidad lo debe realizar un Microcirujano certificado en Reanimación Facial.